jueves, 21 de febrero de 2008

Lluvias y Chubascos

Me he levantado, como cada día, a las ocho de la mañana y he abierto la nevera para coger mi brick de leche desnatada, he cortado el café, lo he metido en la nevera (el brick, no el café) y al cerrar la nevera ésta no lo ha hecho del todo. No es gran novedad, porque ya el fin de semana vi que no cerraba herméticamente, pero es que hoy ni siquiera llegaba a tocar la puerta con el borde del frigorífico.

En ese momento pensé en insectos que se adentraban en la nevera, pelusillas, caimanes, leones, moho, cigarrillos, edificios, camiones.

Tenía que irme a clase, así que cerré como pude y me fui.

Al volver al mediodía, me encontré con todas mis cosas fuera de la nevera, ésta abierta chorreando agua, y Yeni dándole con el secador para derretir el hielo.

- ¡Tenías los yogures calientes! – Me dice antes de que llegue a preguntarle nada.

– Esta mañana, me he ido a trincar un zumo y estaba caliente, y vamos, que la leche no la he tenido que calentar.

La cocina estaba literalmente inundada. Charcos por todos lados... Y Yeni pasando la fregona de vez en cuando.

- Podías haber puesto hojas de periódico o de revista que hay por ahí...

- Nah, que he puesto antes una toalla y ahí sigue secándose.

Entro al baño y veo la toalla llena de mierda chorreando en la bañera. Perfecto, no ha barrido antes de desenchufar la nevera. No quiero ni pensar cómo va a quedar el suelo de la cocina, pero a juzgar por lo negro que está el recambio de la fregona me puedo hacer una idea.

¡Joder!

Estoy cansada, últimamente no me duermo hasta tarde y lo único que quiero al llegar a casa, más que comer es echarme la siesta. Pero claro, son ya las cuatro menos veinte, ella se tiene que ir a clase y la cocina sigue llena de charcos... oscuros. Mientras me hago la comida: un platito de raviolis al pesto, veo los charcos y me asquea la idea de comer cerca de ellos, así que me dispongo a hacer lo que ella no ha hecho: empapelar el suelo de la cocina con el veinte minutos.

Ya son las cuatro y hay tres cosas que quisiera hacer: descansar viendo amar en tiempos revueltos, que, lo sé, es una mierda como una catedral pero me gusta; ver Sé lo que hicisteis o, simple y llanamente, estudiar. Sin embargo, la tarde me espera con algo mucho más excitante: limpiar. Qué raro.

Lo primero, el baño. La pila está llena de pasta de dientes blanca. La mía es verde, así que no es difícil deducir de quién es esa papilla, y la bañera embadurnada de agua oscurilla. Me pongo los guantes y cojo un producto que no tiene ni nombre, pero que es extremadamente corrosivo para desinfectar la bañera, la pila y el inodoro. Compré ese producto, junto a un desinfectante específico para baños, un friega-suelos, una bayeta y unos guantes y los dejé bajo la pila, en una esquina. Creo que no los haya ni tocado.

Barrí todo el apartamento a fondo, a excepción de su habitación, lógicamente, y pasé la mopa atrapa polvo por todo el apartamento: una pasada con una cara de la gamuza y una segunda con la cara b.

Una vez el veinte minutos se llenó de (más) mierda, lo tiré a la basura, que es en donde debía haber estado hace mucho tiempo y limpié la cocina: la encimera llena de migas, la cocina eléctrica con goterones de aceite que, al parecer, son imperceptibles par­a sus ojos... Y cogí la fregona y el cubo, lo limpié como pude y lo llené un poco menos de la mitad con agua caliente y un chorrito de friega-suelos aroma limón (mi limonero, cada día te quiero más) para fregar a fondo perdido todo el apartamento y, a continuación, pasar otra vez la mopa atrapa polvo: una pasada con una cara de la gamuza y una segunda con la cara b.

Ya son las cinco, hora de estudiar. Hoy no hay siesta, pues debo aprovechar ahora que estoy sola para estudiar... Hasta las nueve que llegue Yeni y ponga la puta tele.

1 comentario:

BIRA dijo...

Holas. He llegado aquí desde lo de Di. Te he leído los dos primeros post y me han encantado... especialmente por los recuerdos de la época de estudiante que me han traído.

De verdad resulta cansino vivir con alguien así. Entre otras cosas, creo que nos hace "crecer" antes de tiempo y desempeñar un papel de "madre" con alguien que ni siquiera es de nuestra familia y que, desde luego, nos es ajeno (el papel y la persona).

Sólo me queda desearte suerte y recomendarte (sale otra vez la madre frustrada que hay en mí) el KH7: lo que no quites con eso, no lo quitas con nada. Cada vez que lo he usado he dado gracias al Cielo y a sus inventores.

Un saludo!